Pacientes que se recuperan de coronavirus agradecen la atención
Miercoles, 14 de Abril de 2021
y regañan a los indolentes
Una de las tantas estrategias del Hospital Regional de Concepción para enfrentar la pandemia ha sido la implementación de las salas weaning (destete) o de recuperación. Se trata de tres espacios, ubicados en el edificio Monoblock, con alrededor de 20 camas, donde equipos integrales conformados por kinesiólogos, terapeutas ocupacionales, fonoaudiólogos, enfermeras, Tens y médicos con diversa especialidad, como fisiatras por nombrar algunos, se esfuerzan en cada turno en reeducar a los pacientes que han debido someterse a traqueostomías y asistencia ventilatoria externa para salvar sus vidas. En su mayoría, enfermos infectados con coronavirus que han sufrido cuadros graves y que han pasado semanas e incluso meses en unidades de cuidados intensivos, UCI.
El médico broncopulmonar y subdirector médico del Hospital Regional de Concepción, Dr. Miguel Aguayo explicó que “después de tener una neumonía por covid y haber estado conectado, entubado y sedado por muchos días, las personas necesitan rehabilitación y reintegración. Muchas funciones que para nosotros son básicas como pararse, comer, ir al baño y sentarse son hábitos que se pierden por el largo reposo y la inactividad, por ende, se generan problemas motores”, agregando el especialista que, a este tipo de pacientes, se les conocen como, críticos crónicos.
Carlos Salazar Alarcón es uno de ellos. Vinculado a la actividad social y comunitaria, este hombre de 73 años dijo que es el primer Director del Consejo Consultivo del Hospital Las Higueras de Talcahuano. Con gran dificultad, luego de recibir sus terapias diarias, recuerda con gran lucidez, el nombre de los directivos actuales de su establecimiento, pero por cosas del azar, bromea, con que debió ser internado en el Hospital Guillermo Grant Benavente, hace ya tres meses. Aún le desconcierta no saber cómo ni dónde se contagió, pero no escatima halagos para el personal que lo está sacando adelante, devolviéndole su bienestar general, tras ser extubado. Carlos, en referencia a Ignacia Oliva, la fonoaudióloga que canta en las Salas de Recuperación, y dos más de sus colegas, dice “han sido como ángeles para mí. Fue una bendición haber llegado en un momento acá. Ahora no sé si voy a salir o no. Ya llevo tres meses aquí. Yo era muy cuidadoso, muy cuidadoso con las salidas, a dónde fuera y me tocó a mí”, al tiempo que, en un nuevo esfuerzo por continuar su relato tras inhalar profundo y descansar unos segundos, exhorta: “He visto a algunos que no respetan nada, nada, nada y no les pasa nada”, se lamenta y agrega “y si llegaran a estar como estoy yo”, reflexiona “no se lo deseo ni al peor enemigo, pero es irrisorio (esa conducta) para la gente que estamos enferma y en esta condición. Es mucha gente y no saben el dolor, aunque uno se trata de mejorar y no mejora”, sentencia con resignada emoción.
Virus afecta a ‘moros y cristianos’, chilenos y extranjeros
Rafael Santander es de nacionalidad venezolana. Tiene 50 años y se contagió en Chiguayante, en la pensión donde reside junto a algunos compatriotas y otros chilenos. No llegó a estado crítico, pero su capacidad respiratoria mermó por la enfermedad. Este abogado y técnico en terapia respiratoria aún mira con tristeza, en su celular, los portales de noticias venezolanas sobre la muerte de su padre, el 15 de diciembre pasado. Rafael cuenta que su progenitor fue un afamado periodista, escritor y que dos de sus libros fueron llevados al cine. Ganó tres veces el Premio Nacional de Periodismo y que rechazó recibírselo al régimen chavista. Finalmente, sucumbió a la enfermedad. Rafael, en cambio, se recupera en el Hospital de Concepción. Está agradecido y aunque todavía le cuesta hablar, mandó este recado a todos los chilenos. “Deben entender algo: que no es por ellos, es por todos que tienen que cuidarse. La vida se va, pero la tristeza queda como la mía por la partida de mi papá. Tienen que quitarse el concepto de que esto no es real. Debes poner de tu parte, pon atención, esto no es mentira. Un carrete, por querer hacer algo que es un ‘ratico’, pones en riesgo y peligro la vida tuya y la de los tuyos y no es justo”. Respeto a la atención recibida en su proceso de recuperación, Rafael dijo que “a toda esta gente, yo las bendigo, son gente que tienen convicción, fuerza y energía que tienen para dársela a uno que está aquí acostado, que está aquí mal, pero toda esa energía es la que nos va a sacar adelante”, proyecta recostado en su cama.
Jacqueline Vergara, en tanto, ignora dónde contrajo el virus. Sin embargo, su mejoría le ha permitido hablar por videollamadas con su familia de Coronel, contactos que las propias funcionarias realizan a diario. Jacqueline dice que su condición avanza, gracias a los esfuerzos del personal de las UCI’s y de las salas de recuperación del Guillermo Grant Benavente. “En mi casa todos nos cuidábamos. Estoy desde el 13 de febrero acá y estuve muy complicada”, relata con evidente dificultad.
“Hay que cuidarse harto, mucho; los jóvenes no entienden que no pueden salir (…) Ahora estoy súper bien, nada que decir, muy agradecida del personal y de todos sus cuidados. Extraño mucho a mi hija y mis nietas. No he podido verlas”, comenta resignada, recordando que ya se cumplieron dos meses internada en una de las camas de cuidados críticos del Hospital Regional penquista, para seguir absorbiendo las hospitalizaciones, pese a que gran parte del territorio nacional sigue en cuarentena.