Ivana es prematura y desde su nacimiento en noviembre, permanece en el Servicio de Neonatología, donde la visita a diario su mamá, Gisela Navarro. Al nacer pesó 1 kilo 420 gramos y de inmediato formó parte de los más de 50  recién nacidos que reciben los beneficios de un programa de estimulación para prematuros, que se realiza sólo en este hospital y que es fruto de una alianza entre  el Guillermo Grant y la Junta Nacional de Jardines Infantiles, JUNJI.

La iniciativa incluye presencia de educadoras de párvulos en el servicio de Neonatología, orientación y asistencia permanente a los padres de guaguas  de menos  de 1.500 gramos y estimulación táctil – toque con ternura y cuidado- desde que nace el bebé.

Gisela Navarro  cuenta que la educadora  Olga Arroyo  les ha enseñado a interpretar las señas del bebé, a cómo administrarle cuidados: “Por ejemplo debe ser una cosa a la vez, no tocarlo y hablarle al mismo tiempo”, explica. “También nos ha respondido preguntas que todos los padres nos hacemos, como por ejemplo: ¿Por qué se tapa un ojo el recién nacido?, ¿Por qué frunce el ceño? Y todo esto nos ayuda a entender y a atenderlos mejor”. Ella atesora cada charla y orientación que recibe pensando en aplicarla cuando por fin pueda llevar a Ivana a su casa en Cañete, donde sus hermanos esperan ansiosos conocerla.

“Este programa considera seguimiento en el domicilio; entonces una educadora de JUNJI nos visitará una vez al mes  para apoyar el desarrollo de nuestra hija”, concluye Gisela.

El médico Jorge León, Jefe de Neonatología, asegura que la presencia de la educadora ha beneficiado a los recién nacidos, a sus padres y al equipo clínico.

“120 prematuros nacen cada año en este Hospital y nos dedicamos a ellos en nuestra calidad de clínicos, con los cuidados médicos y de enfermería, con ventilación mecánica; haber sumado  este proyecto JUNJI nos permite dar una atención integral”, explicó.