Un verdadero acto de amor se vivió hace algunos días en el Guillermo Grant. Gladys Provoste  donó su riñón a Nicole Galaz, su única hija. Luego de estar 3 años dializándose y sufriendo en silencio, gracias al noble gesto de su madre; la joven volverá a tener una vida normal.

El camino no fue fácil para Nicole, ya que en un principio se negó a la opción que su madre le donara el riñón por el miedo de someterla a esta operación, y  afectarla en su calidad de vida. Se resistió lo que más pudo, hasta que su organismo ya no daba más y tras la insistencia de Gladys, accedió al trasplante.

“Mi mamá una vez más me regalo vida”, comentó emocionada y agradecida. La joven de 25 años, ya tiene planes para  enfrentar esta nueva etapa de felicidad, retomará sus estudios y luego viajará, donde su primer destino será Panguipulli. Sin lugar a dudas esta historia nos conmovió a todos y demostró que el amor de madre es eterno e incondicional.