Para Ximena Carrasco los últimos siete años no han sido fáciles. Todo partió en 2010, cuando descubrió que sufría un problema renal que la obligó a comenzar a dializarse. Lunes, miércoles y viernes, cuatro horas cada día, debía asistir al Hospital, pero su optimismo hizo que el proceso no fuera tan duro.

“Me costó aceptar mi nueva realidad”, a pesar de su buen humor y disposición, Ximena comentó, que acostumbrarse al cambió en su estilo de vida no fue fácil, pero gracias al apoyo de su marido y familiares, pudo salir adelante. Durante cinco años, estuvo inscrita en la lista de espera de un donante cadáver, hasta que apareció la oportunidad de recibir un riñón de su hermano.

El 29 de junio de 2017 se realizó el trasplante de riñón. “Toda mi vida voy a estar agradecida. Lo que me regaló mi hermano lo voy a cuidar. Él me dio vida”, expresó. Ahora comienza una nueva etapa para Ximena, y aunque fue un proceso agotador, asegura que siempre recordará a los funcionarios de Diálisis y a todos quienes la acompañaron en las distintas etapas de su permanencia en el hospital.