Se trata de los trasplantes lamelares técnicas revolucionarias iniciadas el año 2002, de las cuales el DMEK es la más desafiante en cuanto a curva de aprendizaje y obtención del injerto. Desde el 2016 existe registro en nuestro país (Santiago) del primer implante de este tipo en el sistema público de salud.  “El 27 de abril del año pasado hicimos los primeros dos trasplantes lamelares (…) De ahí a la fecha hemos seguido haciendo los trasplantes clásicos y estos lamelares, alcanzando niveles cercanos a los de países desarrollados de Europa y Norteamérica donde más de la mitad de ellos son de este tipo” comentó Patricio López, Médico oftalmólogo, subespecialista en córnea, cirugía refractiva.

Está técnica implica que se trasplanta una parte de la córnea que puede ser la anterior (trasplantes lamelares anteriores) o la posterior (trasplantes endoteliales), pudiendo de esta manera beneficiar a más de un paciente con un solo tejido. “El índice de rechazo es extremadamente más bajo. Dentro de los trasplantes de cualquier órgano o tejido, en general, el riesgo de rechazo es alto y el de córnea penetrante (o tradicional) es de alrededor del 8 al 10%. Ahora con esta técnica el rechazo es cercano al 1%. Cambia drásticamente el manejo y el riesgo para el paciente” explica López

Otra de sus ventajas, agrega, se asocia a la recuperación. “En los trasplantes penetrantes, el paciente empieza a ver dentro del mes y la rehabilitación visual es a final del año cuando extraemos las suturas. En el trasplante lamelar la persona empieza a ver a la semana y se ven resultados al mes porque es una cirugía menos invasiva” explica el médico oftalmólogo, quien reconoce que para los facultativos también es una técnica más segura. “Me expongo menos a complicaciones graves en el intraoperatorio y el post operatorio”.

“Se está realizando medicina de primer nivel, que, de hecho, hasta en las clínicas privadas en Santiago, no las hacen exactamente igual”, concluyó Patricio López.