Son de aquellas estadías hospitalarias prolongadas, cuentan en Pediatría. No tan frecuentes, pero que generan estrecho vínculo con el paciente y el equipo tratante. A menos de un mes de cumplir dos años de edad, Ainhara estuvo casi un año calendario internada por una grave condición hepática. Tal como lo explicó la pediatra e integrante del equipo de Nefrología, Gloria Irribarra. 

“El año pasado la recibimos con una condición muy grave, derivada del Higueras de Talcahuano. Requería peritoneodiálisis, que sólo nuestro centro entrega como prestación (en la zona). Hoy fue su día de alta, pero en el área de Nefrología hacía mucho que no teníamos una hospitalización de tanto tiempo”, confirmó. Su diagnóstico de enfermedad renal crónica implica que todas las noches la niña  debe ser conectada a una máquina que depura su sangre. La especialista agrega que este alta prolongada también obedeció a que sus padres debieron recibir educación sobre cómo manejar a la niña en su domicilio.   

“Tuvieron que aprender a realizar el procedimiento. Fue una labor donde participó todo nuestro equipo. Cada vez que venían de visita, los sometimos a diversas pruebas para que aprobaran y poder concluir que están en condiciones adecuadas para realizar este procedimiento en casa, junto con una de sus abuelitas”, argumentó. 

Su madre Rosa Cea, recordó que en Talcahuano hubo nula evolución en su tratamiento. “Ella no avanzaba y la trasladaron para acá porque sólo aquí había Nefrología Infantil. La atención de ‘las tías’, súper bien”, agradeció al partir con su hija en brazos desde el quinto piso de Pediatría.