Beycker, de 13 años, es el mayor de los Barrera Martínez. Tiene otras tres hermanas de 11, 9 y 7 años. Hace un mes, esta familia decidió emprender un viaje que duró 11 días por tierra, atravesando cuatro países para arribar a Chile. Su madre -Darcy Martínez- detalla que fue ‘la opción’ que tenían con su marido, abrazando la esperanza de un mejor futuro para sus cuatro hijos, lejos de su empobrecida y convulsionada tierra natal. “Tengo un familiar que vive hace dos años acá y tomamos la decisión. Es duro dejar tu país”. Pero el viaje tuvo consecuencias. Todos bajaron cerca de 10 kilos de peso durante el kilométrico trayecto. Las largas caminatas, las inclemencias del tiempo, la falta de alimentos, de abrigo, descanso y de dinero, les pasaron la cuenta. Pese a todo, recibieron apoyo de anónimos ‘samaritanos’, cuenta Darcy. Sin embargo, el más afectado fue Beycker. Ya lleva tres días internado en nuestro recinto, derivado del Hospital de Coronel. El adolescente manifestó malestar agudo en sus extremidades inferiores, aunque sin inflamación ni hematomas visibles y los especialistas del Regional están evaluando su cuadro. “El niño decía que le dolían sus pies, las uñas, que no quería caminar, así que lo llevé al hospital.

Gracias a Dios una buena atención allá. Luego nos derivaron acá por los especialistas y dicen que los resultados están saliendo bien. Nos han tratado muy bien”, agradece y agrega que, su hija de nueve años fue operada de un soplo al corazón y no ha tenido controles en meses. “Nos dijeron que nos ayudarán acá en Cardiología para poder revisarla también”, detalla Darcy.  

Beycker, de altura por sobre el promedio, sonrisa prominente, simpático y conversador, le gusta el fútbol y sueña con reclutarse como cadete de algún equipo y destacar. El muchacho no se guardó palabras para agradecer las atenciones, pero también para recordarnos que, ante todo somos personas, sin importar nuestra nacionalidad. “Gracias a todos los que me han podido mejorar y me tratan bien. Cuando veníamos viajando hubo gente que nos miraban mal. Esperamos tener un mejor futuro, que mis papitos trabajen y yo estudiar con mis hermanas. A fin de cuentas, todos somos iguales y somos seres humanos”, sentenció desde la cama 1, de la sala 90, donde sigue en observación. 

El jefe de Pediatría, Jaime Tapia fue quien activó el trabajo clínico con su colega Camila Ramírez. Ambos coincidieron en que los conmovió este caso familiar, porque están en absoluta desprotección social, emocional y legal. “Ellos están viviendo y arrendando en una toma en Coronel, algo que en sí mismo es cuestionable y han sido afectados por discriminación y diferentes barreras sociales. En el caso de los migrantes, hay tres grupos de riesgo: los niños, las embarazadas y los ancianos. 

Tenemos leyes de inmmigración y estamos adscritos a la ley de migraciones de la OMS, que otorga atención gratuita a migrantes regulares e irregulares. De tal manera que no podríamos cobrar por asistencia. Lo que sí debemos procurar es que regularicen su migración y ayudaremos a que, a través de nuestras asistentes sociales y la Seremi, puedan tener acceso a Salud de forma regular”, adelante el cardiólogo pediatra. “Este hospital acoge a migrantes e hijos de migrantes, incluso muchos han nacido acá, son chilenos y seguirán llegando migrantes”. El especialista agrega que es un tema delicado porque muchos desplazados vienen sin sus vacunas, con algunas enfermedades activas, no tiene un control de enfermedades que -en Chile- ya han sido erradicadas. “Nos han conmovido mucho como Servicio de Pediatría”. 

La doctora Ramírez, en tanto dijo que la condición del joven paciente es bastante favorable y que esperan tener resultados de ecografías y otros exámenes para indicarle su alta definitiva. Mientras, iniciaron una campaña de recolección de ayuda de ropa en buen estado, alimentos no perecibles y útiles de aseo personal. Cualquier aporte debe hacerse llegar a la secretaría de Pediatría, en el 5to piso del edificio Monoblock.