Hospital Clínico Regional

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Agradecido usuario tratado en el HGGB envió carta al personal

Jueves, 18 de Enero de 2024

Manos expertas a su ciencia y sabiduría

No todo lo que brilla es oro...

Esta sentencia no tiene necesariamente un carácter negativo, mucho menos quiere decir que todo sea color de hormiga como piensan los más pesimistas, o como aquellos empoderados que perciben y vociferan que todo está mal. Aclarado lo anterior me dispongo a hacer pública mi experiencia en el Hospital Guillermo Grant Benavente, más específicamente en el Servicio de Cardiocirugía. Es necesario precisar que no me mueven intereses de ningún tipo mas que el empeño en destacar lo vivido, soy un ciudadano como cualquier otro que ha quedado gratamente sorprendido y eternamente agradecido. 

Luego de mi atención inicial en Cesfam Tucapel, donde hubo una oportuna y profesional atención y posterior derivación, al llegar a nuestro Hospital Regional todo sucedió como un plan de acción estudiado y practicado, al punto de lograr la máxima eficiencia. Todo el personal profesional, técnico o administrativo que incidió en mi atención entregó, recibió y recabó una y otra vez toda la información que contribuyó a presentar a los médicos el panorama más completo referente a mi estado de salud y no es para menos considerando que soy un tipo hipertenso, diabético y cardiópata, que llego por un dolor de pecho y espalda y que -además- no había sido riguroso en su autocuidado, dato que no me enorgullese, ya que llege a tener dos angioplastias previas.

Siendo así las cosas, cuando las cartas están sobre la mesa y no son un buen augurio nos acordamos de Dios y de lo que podríamos perder por nuestra irresponsabilidad; como ver a nuestros hijos realizarse y formar sus familias, ver a nuestros nietos crecer, jugar con ellos y con suerte participar de su crianza y -por supuesto- comprarles el caramelo extra que sus padres le niegan con toda razón. En tales momentos de amargura aparecen, cual superhéroes, estos hombres de capa blanca armados con fonendoscopios. Ellos estudian caso a caso las posibilidades de cada paciente y se esfuerzan en mostrarnos algo de luz al final del túnel, administrándonos las primeras dosis de “tirón de orejas intravenoso”, las que aceptamos entregados a la seguridad de sus “manos expertas a su ciencia y sabiduría”.

 Debo reconocer a estos médicos que recorren sala por sala y paciente por paciente desde muy temprano en la mañana, con interés genuino en la persona y en mejorar su experiencia, su estadía en el hospital, respetando su dignidad y por supuesto tratando de recuperar su salud. Así también es justo y necesario mencionar y agradecer a cada eslabón y peldaño de esta organización que se mueve como el mejor conjunto de engranajes que alguna vez manipulé o hice funcionar; soy técnico, operador y mantenedor de maquinaria naval y cuando digo que un equipo está bien aceitado, bien mantenido, sincrónico, eficaz y eficiente, es porque conozco cómo funcionan los equipos. Por eso siento el deber moral de mencionar y agradecer, como dije antes, a cada eslabón de esta cadena.

Al personal de enfermería, también a las y los universitarios, formales en su trato y rigurosos en su quehacer, administrando y liderando cada turno de forma profesional responsable.

A los equipos de Tens,  que recopilan datos sobre la evolución del paciente, efectuan procedimientos y observan todos los protocolos para evitar contagios, entregando el mayor confort a sus pacientes.

Quinesiólogos y quinesiólogas, que recuperan o mantienen nuestra funcionalidad, potenciando, adaptando, corrigiendo y reeducando cada parte de nuestro cuerpo que pudo haberse visto disminuida o alterada.

Nutricionistas, preparados al tanto de los requerimientos de cada individuo a su cargo.  Ellos y ellas usan de la mejor forma los recursos asignados, implacables en su actuar, inmunes a piropos o cumplidos para conseguir una manzanita más o un pichín más de sal.

Personal de alimentación. Las personas más esperadas de cada jornada, celosas con su labor y cumpliendo al pie de la letra las indicaciones impartidas por sus nutricionistas, para mi mala suerte también son inmunes a los piropos.

Auxiliares de servicios. Personal que con su ánimo y abnegación mantienen nuestra habitabilidad impecable y jamás dejan una tarea para después. Es tal su compromiso que parece sin descanso y si es necesario quedarse más allá de su turno lo hacen con gusto, con una alegría que endulza nuestros días haciendo más llevadera nuestra experiencia como pacientes.

En resumen, quiero dar testimonio de mi experiencia con saldo positivo, coronada con una exitosa cirugía a corazón abierto de revascularización miocárdica en la que se construyeron cinco bypass coronarios, que fue realizada por un equipo multidisciplinario extremadamente preparado. Ellos y ellas me recibieron con rostros cordiales y la calidez de quien sabe que trata con una persona física y psicológicamente vulnerable, a la que deben tratar con respeto y empatía.

Quisiera mencionar sin desconocer a nadie a dos personas que a mi parecer demuestran que lo vivido en el Hospital Clínico Regional Dr. Guillermo Grant Benavente no es algo aislado o singular si no algo transversal que incluye a cada servidor: Dr. Enrique Seguel, quien lideró mi cirugía y transmitió siempre tranquilidad a mi familia y a mi persona con su carácter amable, tranquilo y cordial, con la seguridad de quien sabe lo que hace. También a la sra. Liliana López, que con su amabilidad y su sonrisa permanente endulzó a cada paciente, con una palabra entregó animo o por su sano sentido del humor. Ambos ejemplos claros del espíritu de este hospital.

Sólo puedo agradecer con toda mi alma, con este corazón refaccionado, las atenciones y los gestos, todo el profesionalismo y los cuidados con que un grupo selecto de personas que dejó una marca indeleble, tanto en mi cuerpo como en mi alama, que me recuerda a cada momento que no todo es color de hormiga, que hay mucho que rescatar de esta sociedad, de este país, de la humanidad.

Como dije al antes (...) No todo lo que brilla es oro. También lo hace el acero quirúrgico y su luz llega más allá". ¡Gracias a Dios y a sus cirujanos!

 

Mauro Valenzuela Briones. Suboficial (R.) ARMADA DE CHILE Actualmente Empleado Particular.

Concepción, enero de 2024.

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